Cumple el blog su primer año en este final de agosto, y la verdad es que en este tiempo ha sido una gozada el dar a conocer desde aquí algo de la vida fascinante de este monte mediterráneo (en la foto, una vista del borde Noroeste) tan pequeño como grande en diversidad, que no es sino la de uno de tantos rincones desprotegidos en la Península Ibérica. Y este primer cumpleaños es un día tan bueno como cualquier otro para echar la vista atrás y sintetizar un poco. ¿Qué se puede aprender de este primer ciclo anual que hemos seguido en nuestro ecosistema?
Comenzamos el blog con el final del verano, cuando los meses de calor y sequía tenían en jaque a las plantas y animales del lugar, que, más parecido a un desierto que nunca, se despertó de su tórrido letargo con las lluvias y el fresco de septiembre. Mientras las aves del Norte cruzaban hacia sus cuarteles de invierno, picoteando frutos en los matorrales, brotaban en el suelo muchas hierbas, se abrieron las últimas flores (que eran las primeras) y la vida minúscula de los invertebrados se reactivó bajo las rocas, mientras en las encinas una plétora de habitantes se afanaba aprovechando las rechonchas bellotas de una otoñada inusualmente cálida. Pero los buenos tiempos del otoño son efímeros, y con el frío y las primeras heladas la vida entró en un gélido torpor del que sólo pueden librarse los animales de sangre caliente, las aves y mamíferos, los únicos capaces de mantenerse activos entre el hielo y la nieve. Al avanzar el invierno, diezmados ya los pequeños pájaros del Norte por la carestía de alimento y el frío, regresó al ecosistema la extraña quietud de los desiertos, acompañada esta vez de una cantidad enorme de lluvias, como jamás se había visto en décadas. Y sin embargo, un año más, una planta diminuta abrió sus flores al final del invierno, nos mostró el triunfo de la vida sobre las adversidades, y los romeros y almendros florecieron. Mientras el pasto se llenaba de plantas en flor a cual más insólita, de insectos, reptiles y mamíferos, alcanzamos el efímero esplendor de la primavera mediterránea, un espectáculo sujeto a tremendos vaivenes meteorológicos, como las oleadas de frío que vinieron en mayo y junio. Pero finalmente la sequía estival se abatió sobre el pasto y comenzó el último acto del ciclo, un verano en que el Sol puso a prueba una vez más la resistencia de los seres vivos. El campo se llenó de insectos tropicales, como las cigarras y saltamontes, la presencia de aves africanas se hizo más llamativa, y poco a poco todas estas especies propias del Sur llegaron al final del drama de este año en el ecosistema, y retornó esa quietud que no es sino el preludio de un nuevo ciclo.
Así es como las estaciones cambian radicalmente la vida en el monte mediterráneo, donde la mayor parte del año se diría que es una dura prueba de supervivencia, ya sea por frío, o por calor y sequía. Al cabo de los doce meses, apenas hay cuatro en los que la vida pueda prosperar sin heladas y con agua en el suelo. Un breve tiempo que, sin embargo, es suficiente para hacer de estos ecosistemas verdaderos hervideros de biodiversidad. Y entre toda la variedad de especies, historias y procesos, cada uno tiene sus preferencias. ¿Y las vuestras, cuáles son? ¿Qué entrada destacaríais de todas las de este primer año, si es que preferís alguna en especial? ¿Que por qué os lo pregunto? Simple curiosidad, porque también nosotros formamos parte de los ecosistemas.
Comenzamos el blog con el final del verano, cuando los meses de calor y sequía tenían en jaque a las plantas y animales del lugar, que, más parecido a un desierto que nunca, se despertó de su tórrido letargo con las lluvias y el fresco de septiembre. Mientras las aves del Norte cruzaban hacia sus cuarteles de invierno, picoteando frutos en los matorrales, brotaban en el suelo muchas hierbas, se abrieron las últimas flores (que eran las primeras) y la vida minúscula de los invertebrados se reactivó bajo las rocas, mientras en las encinas una plétora de habitantes se afanaba aprovechando las rechonchas bellotas de una otoñada inusualmente cálida. Pero los buenos tiempos del otoño son efímeros, y con el frío y las primeras heladas la vida entró en un gélido torpor del que sólo pueden librarse los animales de sangre caliente, las aves y mamíferos, los únicos capaces de mantenerse activos entre el hielo y la nieve. Al avanzar el invierno, diezmados ya los pequeños pájaros del Norte por la carestía de alimento y el frío, regresó al ecosistema la extraña quietud de los desiertos, acompañada esta vez de una cantidad enorme de lluvias, como jamás se había visto en décadas. Y sin embargo, un año más, una planta diminuta abrió sus flores al final del invierno, nos mostró el triunfo de la vida sobre las adversidades, y los romeros y almendros florecieron. Mientras el pasto se llenaba de plantas en flor a cual más insólita, de insectos, reptiles y mamíferos, alcanzamos el efímero esplendor de la primavera mediterránea, un espectáculo sujeto a tremendos vaivenes meteorológicos, como las oleadas de frío que vinieron en mayo y junio. Pero finalmente la sequía estival se abatió sobre el pasto y comenzó el último acto del ciclo, un verano en que el Sol puso a prueba una vez más la resistencia de los seres vivos. El campo se llenó de insectos tropicales, como las cigarras y saltamontes, la presencia de aves africanas se hizo más llamativa, y poco a poco todas estas especies propias del Sur llegaron al final del drama de este año en el ecosistema, y retornó esa quietud que no es sino el preludio de un nuevo ciclo.
Así es como las estaciones cambian radicalmente la vida en el monte mediterráneo, donde la mayor parte del año se diría que es una dura prueba de supervivencia, ya sea por frío, o por calor y sequía. Al cabo de los doce meses, apenas hay cuatro en los que la vida pueda prosperar sin heladas y con agua en el suelo. Un breve tiempo que, sin embargo, es suficiente para hacer de estos ecosistemas verdaderos hervideros de biodiversidad. Y entre toda la variedad de especies, historias y procesos, cada uno tiene sus preferencias. ¿Y las vuestras, cuáles son? ¿Qué entrada destacaríais de todas las de este primer año, si es que preferís alguna en especial? ¿Que por qué os lo pregunto? Simple curiosidad, porque también nosotros formamos parte de los ecosistemas.
16 comentarios:
Sencillamente genial! felicidades y ánimo para seguir descubriéndonos esa Naturaleza tan cercana como desconocida.
Pues tengo un especial recuerdo de la avispa cazadora de arañas porque no solo la he podido ver este verano, sino también fotografiar. Es complicado saber la especie y tampoco la foto es muy buena, porque con lo inquieta que es solo pude tirarle una. Y el mismo día, casualidad, un adulto de hormiga león, del que también disfruté en una interesante entrada.
Pero más que temas concretos, lo que más me gusta de tu blog es lo peculiar de tu estilo, invitando a reflexionar sobre la diversidad mediterránea en un lugar en el que otros no serían capaces de ver gran cosa.
Por todo ello y por ese cumpleaños: ¡Felicidades!
Gracias, Anónimo, espero tener cuerda para muchos años más. Saludos naturalistas.
¡Gracias, Jesús! Menuda suerte el encontrarte con esa avispa. Como me gustan mucho, si quieres, envíame la foto al correo, y si es de las Cryptocheilus puede que lleguemos a identificarla, las grandes no son tan difíciles como las muy pequeñas. Sobre el estilo del blog, llevas razón, el lugar ya ves que no tiene absolutamente nada de especial, y precisamente eso es lo que creo que tiene de más especial el blog. Intento mostrar que la biodiversidad es un patrimonio inmenso, desmesurado, inabarcable incluso en el rincón más corriente del mundo. Así que espero seguir muchos años más invitando a reflexionar por aquí. Saludos, naturalista, y gracias de nuevo.
Enhorabuena por tu dedicación a algo tan altruista como es la creación de un blog de naturaleza. Para tener un buen blog, como sin lugar a dudas lo es “El naturalista – Cuaderno de campo” a mi juicio no es necesario muchos medios sino poner pasión contando las grades historias que se esconden a cientos por cada uno de los rincones de nuestros campos. Quizá esta sea la seña de identidad que yo he visto en este magnífico blog que espero dure mucho años.
Siento no poder elegir una entrada de entre las muchas y buenas historias que nos has contado. Me quedo con el conjunto. Un blog distinto que desde su inicio otros muchos blogueros hemos tomado como referencia.
Abrazos.
Muchas gracias, Anzaga, por todo eso que dices de este blog. Espero que en este año el cuaderno esté a la altura de los comentaristas que os pasáis por aquí de vez en cuando a enriquecerlo con vuestras aportaciones. Veo que habéis captado perfectamente lo que quería que fuera la seña de identidad del blog: hacer protagonistas a las especies de nuestros campos que no suelen recibir demasiada atención, pero que a menudo resultan ser tan interesantes o más que las especies muy conocidas. Un abrazo, Anzaga, y que sigamos mucho tiempo por aquí, tú con tus paseos manchegos y yo con este cuaderno de campo. Saludos naturalistas.
Felicidades por tu cumpleaños con el blog. Que cumplas muchos más, para disfrute de todos nosotros.
Saludos,
Antonio
Muchas gracias, y ojalá que sea así. Saludos desde La Mancha.
Pues enhorabuena y que cumplas muchos mas para poder seguir disfrutandote. Una entrada? me pasa como a los demás cual..?..!!!.. me gusta todo lo que cuentas y como lo haces, me trasmites sentimiento, pasión, y no te lo digo por pasarte la mano sobre los lomos – que me da nauseas- sencillamente GENIAL, sigue así. Claro, sencillo y escueto ..!!.. Feliz cumpleaños.
Un saludote
@ngel
Vaya @ngel, entre todos cómo estáis dejando las expectativas para este segundo año, intentaré no defraudarlas, con la ayuda de las casi mil especies increíbles del ecosistema. Creo que habrá cuaderno para rato... Un saludo y gracias por tan sincero comentario.
Feliz cumple y que sean muchos más...
Gracias, ¡y vosotros que los disfrutéis!
Lo que destaco es esa maravillosa forma de explicarnos como funciona la naturaleza y esos dibujos. En mi blog no colgué muchas entradas por no disponer de fotografías propias, lo cierto es que me abriste una posibilidad que deshechaba. Aunque, tambien hay que saber dibujar, cosa que se te da bastante bien. Resumiendo, entradas breves y didácticas.
Un saludo!
Bueno Rubén, tampoco creas que hace falta dibujar muy bien para que la ilustración cumpla su objetivo de describir a una especie. Yo personalmente les veo muchos fallos a mis dibujos, pero como bastan para identificar la especie en cuestión no me da reparo enseñarlos, ya iré mejorando. Pero incluso con bocetos a lápiz muy rápidos uno puede hacer ilustraciones muy interesantes, y si no mirad en google books "East African Mammals", de Jonathan Kingdon, un clásico de la zoología que además demuestra las posibilidades del arte rápido del boceto. Un saludo, y gracias por tu comentario.
Me sumo a las anteriores felicitaciones (y a las que puedan seguir llegando).
Personalmente me quedo con el blog entero, con su refrescante concepción de la ecología y la biodiversidad, con su amplitud de miras y profundidad en los temas, con su prosa impecable y sus didácticos y estéticos apuntes gráficos. Y todo ello en torno a la vida de un espacio que algunos no dudarían en considerar un secarral más de nuestro amplio catálogo.
Me quedo con este blog...el mejor en su campo (de Montiel para el mundo entero)
¡He dicho!
(Felicidades, Naturalista)
Gracias, Fcº Javier, veo que se repite de nuevo la clave del blog: que trata de un auténtico secarral a primera vista medio desértico y sin interés biológico. ¡Pocas veces las apriencias engañan tanto! Saludos naturalistas.
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