A menudo encontraremos pequeños objetos fusiformes que a primera vista parecen crisálidas de mariposas pero que, a través de la lupa de campo, revelan ser caracolas. Como es natural, en un hábitat tan seco como el monte mediterráneo un grupo como los moluscos no encuentra las condiciones más favorables, lo que se refleja en que sólo hay tres o cuatro especies de caracoles en nuestras 25 hectáreas... Y sin embargo, esta diminuta caracola resulta extraordinaria. Si miramos detenidamente su concha, veremos que está enrollada en sentido contrario al avance de las agujas del reloj (lo cual se aprecia tanto de abajo a arriba como de arriba a abajo). Esta clase de enrollamiento de la concha se denomina levógiro ("hacia la izquierda"), en contraposición al dextrógiro, que resulta ser la norma entre los caracoles.
¿Y por qué nuestra caracola, Jaminia quadridens, se ha empeñado en enrollarse hacia otro lado, llevando así la contraria a casi todas las especies de su familia, los Enidae? La respuesta seguramente debe de estar en sus genes, ya que en otras especies de caracoles el sentido del enrollamiento está determinado genéticamente. En el pasado remoto, una mutación levógira debió de fijarse en la población que originó a todas las Jaminia actuales, así que estamos ante un cambio evolutivo y aquí llegamos a lo que esta caracola puede enseñarnos (o recordarnos): que no todo en la evolución se debe a la selección natural. Sin duda la selección natural es muy importante como explicación de la forma y función de los seres vivos, pero no lo es todo, primero nos lo aclaró el propio Charles Darwin y más adelante Gould y Lewontin en este famoso artículo. En el caso de Jaminia, ¿qué ventaja o inconveniente puede haber en tener la concha enrollada hacia un lado o hacia otro? Yo desde luego diría que da exactamente igual, en todo. Pero hasta las características irrelevantes como ésta pueden cambiar con la evolución. No mejorarán la adaptación del organismo a su entorno, ni la empeorarán, pero así y todo ocurren. Y si buscáramos ejemplos, los encontraríamos, incluso... bajo las piedras.
Más sobre Jaminia en: Caracoles Terrestres de Andalucía (Fundación Gypaetus).