Se marchitaron los tomillos este verano, allá donde no había sombra que los cobijase. Llegaron al otoño pardos y quebradizos, imagen misma de la sequía. ¿Quién iba a adivinar que todavía estaban vivos? Ahora, con la tierra por fin empapada, rebrotan los tomillos, desplegando sus diminutas hojas fragantes y verdes entre las hojas muertas. Fijémonos en esas hojas secas: hay dos tipos, cortas y largas. Las cortas son hojas de verano, y las largas de primavera, porque el tomillo cambia de hoja al cabo del año. Como muchos otros arbustos aromáticos de su familia (Labiadas), el tomillo tiene dimorfismo foliar, y afronta el verano con hojas pequeñas y duras, que al ofrecer escasa superficie al viento disminuyen la pérdida de agua por evaporación.
Pero la resurrección de este tomillo (Thymus zygis) ha sido incompleta: no brotan hojas de algunas ramas que sí las tenían el año anterior (como demuestra la presencia en ellas de hojas secas recientes). Estas ramas muertas han sido las víctimas de la larga sequía de los meses anteriores. En realidad las ha matado el propio tomillo, que puede cortar el suministro de savia de aquellas ramas cuyo mantenimiento comprometa la supervivencia de la mata entera. Así, el tomillo logra concentrar su actividad en las pocas ramas que le permitan sobrevivir. Como las lagartijas, puede autoamputarse partes del cuerpo para escapar de la muerte, en este caso dejando en pago ramas a la sequía en vez de la cola al depredador. Con semejantes capacidades, no es raro que el tomillo prospere en los terrenos pobres, duros y secos de la cuenca mediterránea, desde los tomillares que dan nombre a Tomelloso, cerca de nuestro ecosistema, hasta sus equivalentes del este del Mediterráneo, los phrygana de Grecia y los bath´a de Israel. Además, el tomillo está protegido por aceites esenciales que recubren sus hojas, verdaderas sustancias multifuncionales, tan interesantes... que les dedicaremos otra entrada entera, algún día de estos...
Más datos sobre la sorprendente adaptación del tomillo a la sequía en Blondel & Aronson (1999) Biology and wildlife of the Mediterranean region, y en Shmida (1981) Mediterranean vegetation in California andhttp://bio.huji.ac.il/upload/E017-C%20%20Mediterranean%20vegetation%20in%20California%20and%20Israel.pdf Israel: similarities and differences. Israel Journal of Botany, 30: 105-123.