31 enero 2012

¿Por qué tantas especies? (II)

En el episodio anterior de esta miniserie de entradas, comencé planteando una pregunta aparentemente sencilla: ¿por qué hay tantas especies en la parcela del blog? Buscando una respuesta, llegué al final ante una de las cuestiones más candentes de la biodiversidad: ¿por qué el número de especies aumenta de los polos a los trópicos? Este aumento, el gradiente latitudinal de biodiversidad, quizá sea lo más parecido a una “ley de la naturaleza” en ecología, porque se cumple para casi todos los grupos de seres vivos, ya sean plantas, animales o microbios, acuáticos o terrestres, actuales o de hace cientos de millones de años. ¿Cómo explicarlo?

Los naturalistas llevan siglos proponiendo posibles causas para la exuberancia de la vida en los trópicos, y hay tantas ideas que os remito a esta buena revisión del tema. Se pueden leer literalmente decenas de hipótesis sobre el asunto, pero el debate sigue y hay cierta tendencia derrotista a asumir que se trata de un "misterio sin resolver" al que nunca podremos quitar esa etiqueta. ¿Y si intentamos quitársela? Empecemos fijándonos en un hecho crucial: el aumento de diversidad hacia los trópicos es más claro y más acusado a escala regional, es decir, cuando se comparan regiones enteras entre sí. Esto nos lleva a buscar su explicación entre los procesos que regulan el número de especies de las regiones. Una región puede tener más o menos especies dependiendo de sólo tres procesos: el origen de nuevas especies (especiación), la extinción, y la inmigración de especies desde otras regiones. Podemos entenderlo de la siguiente manera: una especie está en una región o bien porque se ha originado en ella, o porque ha inmigrado desde otra región, y por supuesto porque no se ha extinguido. De modo que ahora tenemos tres posibles explicaciones para el gradiente latitudinal: (1) que hacia los trópicos se originen más especies, (2) que se extingan menos especies, y (3) que sean inusualmente propensos a acumular especies originarias de otras regiones. ¿Se puede descartar alguna opción? Intentémoslo: dejemos que cada una de las tres ideas "hable" y comprobemos si se cumple "lo que dice".

Si hacia los trópicos se originan más especies, entonces debería haber allí mayor proporción de especies recientes que hacia los polos. ¿Sucede así? Las evidencias que conozco no son concluyentes: algunas van a favor, pero otras en contra. Pasemos a la siguiente explicación: si hacia los trópicos se extinguen menos especies, entonces esperaríamos en ellos mayor proporción de especies antiguas que hacia los polos. Lo cual concuerda bien con los hechos (por ejemplo, los linajes de aves más antiguos tienden a ser tropicales). Por último, si los trópicos son especialmente propensos a acumular especies de otras regiones, al quitar esas especies inmigrantes deberíamos tener la misma cantidad de especies endémicas (por unidad de área) que en otras regiones. Esto no se sostiene, porque precisamente las latitudes tropicales albergan el máximo mundial de endemismos por unidad de área, respecto a las demás latitudes. En conclusión, de este párrafo sólo ha salido airosa la hipótesis de la extinción. Es decir, aunque el gradiente latitudinal pueda deberse a muchas causas, la más general de todas parece ser que hacia los polos se extinguen más especies.

¿Y por qué el riesgo de extinción habría de aumentar hacia los polos? Hay un buen motivo: en ellos los cambios climáticos son más drásticos (por cambios orbitales y del eje de rotación, etc.). Y al ser más duros los reveses del clima, hay más peligro de extinción. Pensemos, por ejemplo, que hace 100 millones de años la Antártida estaba cubierta de bosques, y que hace 50 millones de años crecían palmeras en Escandinavia, mientras que hoy las únicas palmeras de Europa (palmito y palma de Creta) se dan en la cuenca mediterránea, es decir, más hacia los trópicos. ¿Es esta la mejor explicación a la diversidad mediterránea, su posición intermedia en un gradiente latitudinal de extinción? Pues resulta que... ¡no lo es! Porque la mayoría de las plantas mediterráneas, las que hacen de la biodiversidad mediterránea algo extraordinario, no son antiguos supervivientes, sino nuevas especies, surgidas en los últimos millones de años. ¿Cómo puede ser? ¿Acaso los matorrales mediterráneos son excepciones al mecanismo clave que ha producido la regla de oro de la biodiversidad, el gradiente latitudinal? No os perdáis el desenlace en el próximo y último episodio… 

12 comentarios:

Juanillo dijo...

Enhorabuena por esta serie de entradas. Me están encantando. Un saludo y gracias por el regalo.

El Naturalista dijo...

Me alegro de que las veas interesantes, Joaquín, porque son las entradas que más esfuerzo llevan, no por el tiempo que tarde en redactarlas ahora, sino porque representan el fruto de años intentando aclararme las ideas acerca del tema del título, una pregunta que, bajo su aparente sencillez, esconde una complejidad abrumadora.

González dijo...

Aunque no comento casi nada, sigo con interés tus impagables entradas. Supongo que el último episodio, que anuncias, se referirá al tercero (y último) de esta "miniserie" de ¿por qué tantas especies?. espero seguir aprendiendo con nuevas entradas de ese pequeño monte mediterráneo.
Salud.
González

El Naturalista dijo...

Tranquilo, González, que después del desenlace de esta miniserie queda blog para años, en ningún modo esto es una despedida. Salud naturalista.

ANZAGA dijo...

toc, toc... ¡buenas!, qué pasaba por aquí y me he preguntaba... ¿qué papel tiene el hombre en todo esto del reparto y el número de especies?... ¿cuántas habremos hecho ya desaparecer o adaptarse a nos...? - En fin...

Por cierto que me han dicho que voy siguiendo tus pasos y ahora tengo a varios de tus pupilos... - cosas del destino.

Abrazos.

El Naturalista dijo...

Anzaga, ¡recuerdos a esos pupilos! Te comento: papel del hombre en el reparto y número de especies. Las especies extinctas o amenazadas tienden a ser vertebrados grandes, especialistas y de distribución reducida. Pero no hemos alterado aún el gradiente latitudinal: sigue viéndose hoy como hace millones de años. Un abrazo.

Abel Bermejo García dijo...

En efecto, las zonas cálidas lo han sido durante mucho tiempo, con apenas cambios; por otro lado como apuntas, las zonas frías han sufrido muchos cambios y con ellos el ir y venir de especies que se especializaban y al final claudicaban ante las adversidades climáticas... se extinguieron ( se me viene a la cabeza una Europa tupida de Laurisilva). La zona mediterránea jugó un papel esencial durante esos periodos fríos, ya que actuó de reservoreo natural de muchas especies que se dirigieron al sur (P. ibérica, P. itálica, Grecia..). Zonas estas, que en la actualidad albergan una gran biodiversidad.
Un saludo

El Naturalista dijo...

El papel de la región mediterránea como refugio de especies de la laurisilva está fuera de duda, la cuestión es que esas especies relictas (tipo flora esclerófila) no aportan el grueso de la biodiversidad florística mediterránea. Ese grueso corresponde a linajes más recientes: cistáceas, labiadas, plantas anuales... Si te fijas, cada género de este tipo de plantas suele tener más especies que cada género de la flora esclerófila. Pero en la próxima entrada veremos más... Saludos, Abel.

Abel Bermejo García dijo...

Cierto, pero no sigo….mejor nos lo cuentas en la próxima entrada, ah! mi enhorabuena por tus entradas.
Un saludo

El Naturalista dijo...

A la tercera... irá la vencida, Abel. Saludos.

Jesús Dorda dijo...

En determinados casos hay que saber de qué manera afecta un determinado gradiente a un grupo taxonómico concreto. Por ejemplo: los anfibios se benefician de la humedad alta y en la Península Ibérica hay mayor abundancia de ellos en Galicia que en Almería, siguiendo ese gradiente de humedad decreciente. Sin embargo, con los reptiles ocurre lo contrario. Aparentemente los anfibios van en contra de la norma del gradiente latitudinal, pero porque tienen unas necesidades muy concretas y el sureste de España es particularmente seco.
Espero no haberme adelantado a la tercera parte. Es un tema muy interesante.
Saludos.

El Naturalista dijo...

Por supuesto, el gradiente latitudinal depende mucho de la ecología particular de cada grupo. Pero el gradiente se da en general para todos los seres vivos, y algo de tan amplia validez sugiere una causa igualmente común, como la que apunto aquí (gradiente polar de inestabilidad climática a escala evolutiva).

Sobre los anfibios, en realidad no van en contra de la norma si mapeamos su biodiversidad mundial: los trópicos nuevamente se llevan la palma, en especies y en endemismos. El patrón que comentas está efectivamente rozando lo que tengo pensado para el último episodio de la miniserie.

Saludos naturalistas.