11 enero 2010

Juntos en el frío

Entre nevadas y ventiscas, avanza este invierno tan inusualmente duro como inesperado después de tan cálido otoño. Cuesta creer que los mismos seres que en verano han soportado las tórridas temperaturas del mediodía mediterráneo sean ahora capaces también de sobrevivir a semanas enteras de heladas y lluvias, a la nieve y el hielo. Los mayores cuentan con la ventaja de que un tamaño corporal grande tiende a conservar mejor el calor, ya que el enfriamiento sucede a través de la superficie del animal y ésta aumenta con la longitud más despacio que el peso. Aves y mamíferos, además de ser animales relativamente grandes, generan su propio calor corporal. Pero, ¿qué hay de los más pequeños? Se las arreglan como buenamente pueden. Por ejemplo, refugiándose y disminuyendo considerablemente su actividad (dormancia). Parece ser el caso de estos dos insectos: la mosca enjambradora y el escarabajo del romero. Multitudinarios enjambres de la primera se veían por los rincones ya desde finales de verano, mientras que los segundos son de los últimos insectos en verse al final del otoño y de los primeros en aparecer al iniciarse la primavera. Ambas especies no sólo se refugian sino que se reúnen en grupos. ¿Acaso la presencia de otros animales desprende algo de calor que favorece evolutivamente esta estrategia? ¿O reduce el riesgo de ser cazado si un depredador da con el escondite? ¿O simplemente los insectos coinciden allá donde encuentran un buen refugio? ¿Quizá sintetizan alguna sustancia anticongelante en su organismo? Entre estas preguntas, los días gélidos y los temporales se suceden uno tras otro, poniendo a prueba una vez más la resistencia física de los moradores de nuestro ecosistema, presionando a la evolución para producir nuevas y sorprendentes adaptaciones...

Las Pollenia se desarrollan como ectoparasitoides de lombrices de tierra. Los Chrysolina se nutren de hojas de romero.
Más sobre ellos en Guide to Garden Wildlife (Lewington 2008).

12 comentarios:

Jose Antonio San Millan Cobo dijo...

Como siempre, realmente interesante y didactico, con estas entradas aprendemos mucho, incluso nos hacemos preguntas que aun conociendo un poco, no nos habiamos hecho antes.

Hace tiempo que sigo tu blog en mi blog (http://bitacoradelvientomontanasdeburgos.blogspot.com/) por que me parece muy interesante.

Un saludo.

Jesús Dorda dijo...

Poco a poco vamos conociendo los múltiples protagonistas de tu parcela de estudio, todos tienen cosas interesantes que contar y te tienen de interlocutor. Esa suerte que tenemos.
Saludos.

El Naturalista dijo...

Hola, Jose Antonio, me alegro de que te hayas animado a comentar; yo también me paso de vez en cuando por tu bitácora. Mis sinceras felicitaciones por ella. ¡Saludos, naturalista!

El Naturalista dijo...

Jesús, efectivamente creo que cada especie tiene su punto interesante. Decían Hölldobler y Wilson en "Viaje a las hormigas" algo así como que los biólogos se dividen en dos grupos: los que se dedican a investigar intensivamente una sola especie (Drosophila, etc.) planteando numerosas preguntas, y los que piensan que cada especie plantea su particular pregunta interesante. A estos últimos los llama, cómo no... naturalistas.

Fcº Javier Barbadillo Salgado dijo...

De nuevo mantienes caliente, en pleno invierno, la llama del interés por la Vida. Lo que siempre es de agradecer, especialmente con tan interesantes observaciones y planteamientos.

Siempre me ha intrigado esa capacidad de supervivencia al frío en seres tan pequeños. Tal vez se nos escapen detalles directamente relacionados con las escalas de tamaño, p.ej: el (relativo) calor del suelo o la energía calorífica de materia orgánica en descomposición (hojarasca)...pequeños parametros para grandes cuestiones de supervivencia.

Saludos.

Raúl M. Olmos dijo...

Yo me lo pregunto a menudo también, ¿como podrán aguantar los animalillos estos rigores invernales...? ¿Cuando duraríamos nosotros en el medio en igualdad de condiciones? Seguro que ni dos telediarios...
Lo que está claro es que el que mejor se adapta a la situación tiene las de ganar en esta "batalla"
Saludos naturalistas

El Naturalista dijo...

Fcº Javier, es verdad que cuesta imaginarse pequeños detalles posiblemente claves para seres tan pequeños. La idea de la hojarasca y el calor residual del suelo es muy buena, habría que ver si puede influir algo. Aunque por aquí las heladas a menudo penetran hasta debajo de las piedras (el ecosistema está a unos 830 m de altitud). Si averiguaras algo sobre esto, te agradecería lo escribieras por aquí. ¡Saludos!

El Naturalista dijo...

Ramuol, yo también pienso muchas veces cómo pueden resistir los rigores que les trae el aire libre. Supongo que puede ser porque somos un mamífero que, pese a su adaptación originaria al clima africano, se las arregla para generar en su casa el suficiente calor como para eludir la selección natural que ejercen estos inviernos. Los demás animales de las zonas templadas nos llevan millones de años de ventaja... Saludos naturalistas para ti también.

jorapavi dijo...

Interesante entrada y refexión, es curioso como comparten el mismo lugar especies diferentes. Hace un año localicé bajo la corteza de un árbol caído un carabus, un tenébrido y una tijereta, por supuesto les volví a tapar después de hacer la foto y colocarle encima unos helechos secos, saludos

El Naturalista dijo...

Bueno, jorapavi, el caso es que nunca he encontrado juntas a estas dos especies, simplemente constato que ambas se esconden en invierno. Sí que es cierto que bajo las cortezas y piedras salen muchos invertebrados distintos y curiosamente a menudo cazadores y presas juntos, como ese Carabus y la tijereta que comentas. Supongo que en plena época de heladas los insectos están tan sumamente letárgicos que da lo mismo tener de vecino a un Carabus hambriento o a un pacífico tenebriónido. Saludos.

Bibiano Montes dijo...

Como bien dices ,extraordinarias adaptaciones que forja la evolución pero también sorprendente la biodiversidad que esconde nuestro monte mediterráneo y que tu nos estas descubriendo por aquí.
He leído algo sobre proteínas anticongelantes en insectos pero no se de que forma explicaría este gregarismo, y tal vez las causas pueden ser múltiples para diferentes especies, como las preguntas que nos planteas .
Un saludo,

El Naturalista dijo...

Bibiano, realmente uno no se percata de la riqueza de especies enorme del monte mediterráneo hasta que no se preocupa un poco en serio por ir registrándola de alguna manera. A este ritmo, tardaría años en agotar las especies e historias de estas 25 ha tan normales y corrientes de encinar degradado. Sobre las proteínas anticongelantes, me suena algo de eso pero no he sido capaz de encontrar nada concreto. También leí algo sobre glicerol u otros alcoholes cortos anticongelantes, ¿igual en plantas, tú que estás más puesto que yo? Saludos naturalistas.