08 junio 2010

La estación seca y la planta nocturna

Coincidiendo con los primeros grandes calores, llega a la Región Mediterránea la estación seca, la sequía estival que distingue a nuestro clima del de las regiones boreales. No tendría por qué coincidir el verano con la sequía - en las sabanas del Serengeti, por ejemplo, la estación seca se da en invierno -, pero así ocurre por aquí, gracias al anticiclón de las Azores, desde hace ya unos 4 millones de años, desde que el Sur de Europa dejó de ser una tierra de clima subtropical. ¿Sucedería este cambio climático a causa de la unión entre América del Norte y del Sur? Parece ser que, al formarse el istmo de Panamá por erupciones volcánicas, las corrientes marinas se reorganizaron y pasaron a transportar agua cálida hacia el hemisferio Norte, un agua que alteró las temperaturas. ¿Nació así el clima mediterráneo? Quién sabe...

Volviendo al día de hoy, la estación seca supone para los seres vivos dos hostilidades combinadas: un sol abrasador y una sequía casi total, y ambas hacen del verano mediterráneo una amenaza de primer orden para la supervivencia de las especies de nuestro ecosistema - basta con ver cómo en la última semana el pasto se ha secado casi por completo. A lo largo de este verano iremos explorando en este cuaderno de campo algunas de las muchas estrategias que utilizan los seres vivos para sobrevivir a esta prueba, quizá la más dura de todas las que han de afrontar durante el año, junto con las heladas y carestías del invierno.

Para ir estrenando la temporada de verano, tenemos en esta imagen a una de las poquísimas flores que osan abrirse con la que está cayendo: la punterilla, Pistorinia hispanica, un endemismo de la Península Ibérica y el Norte de África. Se trata de una planta crasa (Crasulácea), ya que almacena agua en sus hojas, que se vuelven gruesas como gruesos son los tallos de los cactus. Mediante esta estrategia para sobrevivir a la sequía, las Pistorinia le dan ahora un aire desértico a lo que fue el pasto, pero esta planta minúscula emplea además otro truco, más hábil aún, para resistir los calores. Durante el día cierra todos los poros de sus hojas (estomas), y de este modo evita transpirar la valiosa agua que almacena. Pero, como planta que es, tiene que tomar dióxido de carbono del aire, así que debe abrir alguna vez los estomas, y lo hace por la noche, cuando refresca y por tanto perderá poca agua. Se pasa la noche fijando dióxido de carbono, almacenándolo en forma de un ácido orgánico que le da sabor agrio a sus hojas. Al llegar el día, cierra los estomas y utiliza la energía solar para fabricar alimento a partir del ácido almacenado por la noche. Esta clase de fotosíntesis, llamada CAM, es típica de las plantas crasas, y hace de Pistorinia hispanica una de las especies mejor adaptadas para sobrellevar el durísimo verano de los campos mediterráneos.

Más sobre el origen del clima mediterráneo en Blondel & Aronson (1999) Ecology and wildlife of the Mediterranean Region, Oxford University Press.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola Julian, soy Alberto nose si te acordaras jeje.Te escribo porque el dia 18 de junio hay convocada una reunion de antiguos profesores y alumnos en el I.E.S Ribera del Bullaque, por si no te habian dicho nada, ya me aseguro de que te enteres, espero que vengas y volver a vernos.Un saludo.

Fcº Javier Barbadillo Salgado dijo...

A medida que las conozco más me fascinan las crasuláceas. Por mis aficiones montañeras estoy muy familiarizado con el género Sempervivum, capaz de resistir casi todo en la alta montaña mediterránea...menos la combinación de suelo muy húmedo y alta temperatura (lo cual difícilmente se da en sus hábitats, con suelos muy drenados).
Saludos naturalistas y pistorinianos.

El Naturalista dijo...

¡Hombre, Alberto! Bienvenido por este ecosistema, y gracias, ya estaba avisado. Nos veremos pronto, espero; un saludo naturalista.

El Naturalista dijo...

Fcº Javier, son fascinantes, sí, y en concreto esta Pistorinia dándole ese toque desértico a los pastos - ahora, por paradojas de la vida, mojados, dos días después de escribir la entrada. Es lo que tiene la inestabilidad del clima mediterráneo... Saludos crasuláceos.

Antonio Manuel Jiménez Conejo dijo...

Hola:

una entrada muy interesante, como todas las que llevo vistas (bastantes) de tu blog. Enhorabuena, es uno de los mejores blogs naturalistas que he encontrado.

Saludos.

El Naturalista dijo...

Vaya, gracias, Antonio, aunque ya ves que las casualidades del tiempo meteorológico pueden hacer que algunas entradas parezcan... un poco cogidas por los pelos, como en este caso. Como se dice por aquí, "al que cuece y amasa, de todo le pasa". Un saludo naturalista.

Jesús Dorda dijo...

El clima mediterráneo nos ofrece estas pequeñas maravillas, supervivientes natos.
Aquí uno más entre sus admiradores.

El Naturalista dijo...

Sí, Jesús, estas maravillas, ¡y estos vaivenes meteorológicos también! Sí que deben de ser supervivientes natos todos estos organismos, para llevar miles de años lidiando con éxito contra toda esta inestabilidad. Yo también me confieso admirador de Pistorinia, y de toda su compañía, por supuesto.