Al final del verano, al anochecer, oscuras mariposas revolotean entre las encinas. Durante las horas de tórrido calor han aguantado refugiándose a la sombra de estos árboles-matas, casi siempre a sotavento, donde volar les cuesta menos energía. Ahora, en septiembre, muchas llevan roto el ápice del ala anterior, justo donde el paisaje microscópico del mosaico de sus escamas dibuja un falso ojo (ocelo), con asombroso detalle, una media mirada inquisidora que el insecto muestra, alzando el ala anterior, ante cualquier posible amenaza, espantando a los pájaros más pusilánimes y desencadenando en los más decididos un certero ataque... del que la mariposa saldrá viva con el mal menor de un ala rota o dos. Es decir, que el ocelo atrae picotazos, desviándolos del cuerpo, donde serían letales. Y a juzgar por la cantidad de alas rotas a estas alturas del año, parece una estrategia defensiva bastante eficaz, sobre todo ahora que los mirlos deambulan hambrientos, saltando sobre la hojarasca, al acecho de cualquier insecto mediano que llevarse al pico.
Supongo que de esta clase de observaciones surgió la explicación tradicional a los ocelos de las mariposas: están ahí por selección natural, porque tenerlos supone para el insecto más opciones de sobrevivir hasta reproducirse. Aunque todavía cabe discutir la validez de esta idea, desde luego yo diría que es cierta al menos en la especie de estas acuarelas, Pyronia cecilia, el "lobito meridional" (izda. macho, dcha. hembra), exclusiva de la Península Ibérica y muy común por todo el monte. Pertenece, como todas las oscuras mariposas a las que me refiero, a la estirpe de los Satirinos, las llamadas "pardas" por sus colores dominantes. ¡Fijaos en el extraordinario camuflaje, modelo "hojarasca en sombra", del reverso del ala posterior! Las hace virtualmente invisibles cuando pliegan las alas a un solo paso nuestro. Invisibles, pero sólo para un animal tamaño vertebrado... ¿Hasta qué punto los pájaros habrán esculpido, literalmente a picotazos, las formas y colores de estas mariposas?
Para identificar mariposas diurnas europeas: Tolman & Lewington (1997).
9 comentarios:
¡Oups!... Me encata tu forma de contarnos las cosas, me he sentido atrapado con el relato. Enhorabuena.
Te diré que esta tarde me di una vuelta por el pantano del Vicario y durante un rato, me dediqué a perseguir mariposas, intentando alguna foto curiosa (que no logré...), y es cierto que noté que muchas tenían ya las alas ajadas, yo lo achaqué al viento solano y al calor, que como sabes, aquí todo abrasa.
Saludos (A ver si algún día damos un paseo machego por tus dominios...).
¡Me alegro! ¿Sigue el Vicario tan repleto de peces muertos? ¿Sabes qué fue exactamente lo que les pasó? Sobre las alas ajadas, si te refieres a deslustradas supongo que será por el roce con la hierba y quizás con el viento. Pero no creo que el viento o la hierba basten para romper la punta de las alas anteriores, donde el ocelo; vamos, lo digo porque las que yo me encuentro llevan el ocelo totalmente rajado, lo que revela cierta violencia y no un desgaste gradual. Y, aunque sea especulativo, yo sentaría en el estrado a los mirlos...
Muy interesante ese aspecto de atraer el ataque y no tanto asustar. La verdad es que en estos animales tan pequeños es difícil esa función intimidatoria. Otra cosa es las grandes mariposas nocturnas con ocelos que, además, muestran los dos ocelos a la vez, como la cara de un buho mirando de frente.
Sí, recuerdo alguna imagen de esas verdaderas "caras de búho", pero creo que esto es algo distinto. De todos modos, cuidado porque sólo con mirar a las mariposas en el campo no hay manera de saber cómo se les da asustar pajarillos, digamos currucas. Las que se ven con "heridas de batalla" son las que no lograron asustarlo, pero sí focalizar el picotazo. Supongo que los ocelos trabajan evolutivamente a partir del instinto de ataque del pájaro.
(los ocelos de estos Satirinos, quiero decir; de todos modos, si esto es cierto, quizás haya diferencias entre esos ocelos "asustadores" y los "desviadores": los primeros podrían ser especialmente pavorosos, con colores distintos, o qué se yo; sería interesante comprobarlo...)
Interesantísima y preciosa entrada, Naturalista. A mí me pasaba lo que a Jesús, acostumbrado a leer sobre la función intimidatoria de los ocelos de las mariposas nunca me cuestioné si habría otras respuestas. Me parece muy acertada la posibilidad de que en estos casos sirvan para llamar la atención del depredador sobre un punto no vital. Veo que los ocelos de esta especie parecen algo así como una cara negra con ojos blancos ¿Podría ser que imitaran el rostro de una oruga?
Saludos...y gracias por ponerme en tu lista de blogs.
Pues fijaos qué curioso, yo en cambio desde que vi los ocelos partidos me planteé desde el principio su papel como atractores de picotazos más que como disuasores. De todos modos, ambas opciones parecen importantes en esto de los ocelos. Hay un libro muy espectacular, "Jungle Bugs", de Bruce Purser, que habla de este y otros tipos de camuflaje parcial en insectos tropicales; veréis en un próximo post que algunas mariposas ibéricas corrientes imitan incluso lo que se supone que son falsas cabezas y falsas antenas, para desviar ataques.
Es interesante lo que comentas sobre la "faz de oruga", ¡desde luego, harían falta experimentos etológicos para poder decirte algo más! Aunque yo creo que más bien la cosa va por los brillos de un ojo húmedo y vivo; esos puntos blancos sobre negro son, de hecho, como los que cualquier dibujero como yo le deja al ojo de un pájaro para "darle vida". Hasta técnica pictórica nos van a enseñar los Satirinos, ya ves...
Las dos funciones: disuadir y atraer el picotazo, deben de ser ciertas seg´´un tengo leido.
Bueno, habría que confirmarlo. Porque es increíble la cantidad de cosas que uno lee y en realidad no tienen confirmación experimental. Para mi, de momento, las dos cosas son muy posibles, que no es poco.
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