16 enero 2012

¿Por qué tantas especies? (I)

Aliagas en flor entre encinas y asfódelos (gamones).
¿Cuántas especies habría en ese monte? Me lo pregunté una tarde de mayo, hace años, y decidí averiguarlo dando un paseo para anotar, por primera vez, todas las especies que pudiera reconocer, aunque no supiera su nombre. Entre currucas, gladiolos, chinches, musgos y líquenes, la lista iba creciendo minuto a minuto. No esperaba encontrar más allá de 40 especies, pero al cabo de hora y media tenía anotadas más de 130. Entonces miré el paraje, un monte como otro cualquiera, y sentí asombro e ignorancia ante todos esos seres vivos cuya variedad iba más allá de cuanto había imaginado. Aquella tarde me hice una pregunta que me ha acompañado desde entonces: ¿por qué hay aquí tantas especies? Fascinado, quise conocer mejor todo ese mundo de biodiversidad insospechada que de repente parecía haberse abierto ante mis ojos. Durante los siguientes años fui identificando las especies del lugar lo mejor que pude, a veces enviando fotos o ejemplares a expertos. La lista de biodiversidad no dejaba de crecer, haciendo la pregunta cada vez más pertinente: ¿por qué tantas especies? Cuando pasé de 500 especies ya había descubierto algunas nuevas para mi comunidad autónoma, y pensé que la lista no podría aumentar mucho más, ¡pero cada mes seguían apareciendo nuevos insectos, nuevas hierbas! Hace como dos años alcancé 950 especies, y desde entonces sólo esporádicamente he añadido alguna a la lista, aunque sin duda hay muchas más. ¿Cómo explicar toda esta plétora de especies? Creo que la mejor manera de enfocar esta cuestión es la siguiente.

Primero conviene preguntarse si tanta biodiversidad es algo anormal. Si nos fijamos en grupos muy conocidos (leñosas, aves, etc), de los cuales hay mucha información, la biodiversidad de nuestro paraje resulta bastante normal para un matorral mediterráneo. Por tanto, hay que reformular la pregunta: ¿por qué en los matorrales mediterráneos hay tantas especies? Si comparamos la región mediterránea con otras regiones, está claro que las tierras boreales albergan menos diversidad y los trópicos mucha más. Así que volvemos al tema final de la entrada anterior: el gradiente latitudinal de biodiversidad. La latitud intermedia del paraje podría ser la explicación más general para su biodiversidad intermedia, a grandes rasgos, entre la boreal y la tropical.

Así fue como un paseo por un monte manchego acabó llevándome a explorar una de las preguntas más complicadas, escurridizas y controvertidas de la historia de la ecología: ¿por qué la biodiversidad aumenta hacia los trópicos? Intentaremos responder, si es posible, en la siguiente entrada, donde los matorrales mediterráneos revelarán una sorpresa...

Dos libros clave en el camino hacia esa pregunta fueron "Biology and wildlife of the Mediterranean region" (Blondel y Aronson, 1999) y "Biodiversity: an introduction" (Gaston y Blackburn, 2004).
El artículo que enlazo sobre el gradiente latitudinal es un clásico que resume algunas posibles explicaciones.

8 comentarios:

Jesús Dorda dijo...

El que busca, encuentra. Esa es otra gran verdad y no hay como mirar con interés para darnos cuenta de la biodiversidad que nos rodea. Pero no quiero quitar mérito a tu zona de trabajo y mucho menos al matorral mediterráneo, que lo tiene y mucho. Más aún cuando está poco alterado.
Seguro que incluso quedan unas cuantas especies por ser descubiertas para la ciencia en un terreno tan pequeño como ese.

El Naturalista dijo...

Disculpad si habéis tenido problemas con los comentarios, algo en blogger se ha debido de estropear. Temporalmente cambio a esta ventana para hacer los comentarios. Cuando se solucione el problema, volveremos al formato anterior. A Jesús le respondí por mail.

Abel Bermejo García dijo...

En efecto, como dice Jesus seguro que seguirás encontrando especies cada vez que visites el lugar de tú trabajo. En relación y apoyando que la biodiversidad se multiplica según nos acercamos al Ecuador….he estado comparando la herpetofauna de Méjico con la Española y no hay comparación….en Méjico hay más especies de Bufonidos que todas especies de anuros de la Península Ibérica juntos.
Un saludo
Abel

El Naturalista dijo...

En efecto, siguen saliendo especies, pero lógicamente a un ritmo mucho menor, ahora es cuando tengo tiempo de ver qué vida llevan las especies que he ido conociendo. Respecto a la herpetofauna mexicana, tu comparación es muy reveladora. Quizás los bufónidos tengan su centro de diversidad en los trópicos, como suele ocurrir con los vertebrados mediterráneos. ¡Saludos naturalistas!

Carlos Lastanao dijo...

Me gusta mucho tu blog. Soy naturalista de Zaragoza. Te en lazo a mi blog "el grumete del beagle".
La naturaleza nos da alegrías suficientes como para no aburrirnos y tener nuestras menteS siempre ocupadas. De todos los modos, seguro que cada nueva especie es celebrada de una forma especial ahora que la identificación como es lógico se ralentiza.
Me convertiré en habitual de tu blog.

El Naturalista dijo...

Veo que el grumete del Beagle iba en la misma tónica que ese acompañante que hacía de oficial científico. Bienvenido a este monte, cuyas nuevas especies siguen saliendo, y aportan algo más que un mero nombre. Saludos naturalistas.

marce dijo...

Espero impaciente tu tema sobre las especies.

Saludos naturalistas.

El Naturalista dijo...

Llegó por fin, ¡el nudo de la miniserie! Saludos, naturalista.