13 octubre 2009

La guerra de las hormigas

"Puede afirmarse que las hormigas en particular
son los animales más agresivos y belicosos de todos."
Hölldobler y Wilson, Viaje a las hormigas (1994)

Las hormigas Messor bouvieri son con mucho los insectos más abundantes del paraje: habitan en hormigueros subterráneos de hasta decenas de miles de obreras. Su nombre genérico significa "cosechadora" (Messor era ayudante de la diosa romana de la agricultura, Ceres) y alude a que se trata de hormigas granívoras; a base de recolectar semillas llegan a modificar la estructura de especies vegetales del pasto, como veremos en otra entrada. Por ahora, contemplemos esta imagen propia de este tiempo de tormentas: dos "cosechadoras" enzarzadas en una lucha a muerte. Pertenecen a distintos hormigueros, y de su combate puede depender el destino de miles y miles de hormigas. ¿Pero por qué han llegado estos insectos a trabarse en semejante duelo? Y lo primero de todo, ¿cómo se han reconocido como rivales? La respuesta es que cada hormiguero tiene su propio olor característico, así que las hormigas notan pronto cuándo una compañera pertenece o no a su colonia. Normalmente cada colonia no interfiere mucho con las demás porque cada una tiene sus propias rutas para recolectar semillas, pero, cuando llueve, los rastros químicos que marcan esas sendas sobre la tierra se borran, con lo cual hay que trazarlas de nuevo y entonces se producen encontronazos con las hormigas vecinas. Resultado: la agresividad se desata.

La gran obrera que se alza amenazadora sobre su rival estaba minutos antes patrullando lejos de su hormiguero, pero su encuentro casual con una hormiga de otra colonia degeneró en esta batalla a muerte. El objetivo de cada hormiga es la aniquilación total de su adversaria, porque, si ésta quedase viva, huiría a su hormiguero y daría una señal de reclutamiento consistente en un olor especial (la feromona de alarma) y un débil chirrido (emitido con un raspador pequeño de su cintura); entonces regresaría al ataque con más hormigas dispuestas a zanjar de una vez la refriega. Primero los dos ejércitos calibrarían sus fuerzas, aunque aún no se sabe cómo lo hacen - quizá cada hormiga cuenta de algún modo el número de obreras cabezonas rivales, lo cual da una idea del tamaño del hormiguero enemigo. Si hay mucha superioridad en un bando, la batalla puede desencadenar una guerra total, en la que una columna de hormigas se abre paso hacia el hormiguero rival y no cesa hasta entrar en él y acabar con la colonia. Así habrán ganado sus graneros subterráneos y el territorio donde se abastecían de semillas, en resumen, muchísimo alimento y suelo por donde extender su hormiguero.

Pero es llamativo que las hormigas estén individualmente dispuestas a morir por estas ventajas para su grupo. ¿De dónde sacan tan ciega lealtad? La clave es que las obreras han optado evolutivamente por no reproducirse, dedican su vida a ayudar a su madre, la reina, a criar a sus hermanas que sí se reproducen, las hormigas aladas. Así que si las obreras, muriendo, ayudan a salvar su hormiguero, habrán triunfado en el juego darwiniano por la existencia: la reina madre seguirá viva, y los genes de las obreras caídas en combate podrán pasar a la siguiente generación a través de sus hermanas y hermanos alados...

Ver más información sobre las Messor en Lamarabunta.org.

8 comentarios:

Fcº Javier Barbadillo Salgado dijo...

Escalofriante versión del "todo por la patria". En el caso de estos insectos sociales sería un "todo por la matria" (de "mater", madre y no de "pater", padre).

Son demasiados paralelismos (salvando distancias y tamaños) los que hay entre estas especies y la nuestra, y más concretamente con nuestras grandes sociedades urbanas.

Saludos naturalistas.

El Naturalista dijo...

Bien visto, Fcº Javier; no en vano reservé esta entrada para estas fechas tan castrenses... En las que, a pesar de los paralelismos que señalas, hay una enorme diferencia: nosotros no formamos un súper-organismo como un hormiguero, es decir, no estamos sujetos a esas presiones evolutivas que hacen de las obreras kamikazes perfectos biológicamente programados para sacrificarse por su "estado". Y en este contexto es donde tu pregunta implícita cobra más interés: ¿por qué, entonces, nos parecemos a veces tanto en estos asuntos a las hormigas?

Jesús Dorda dijo...

Muy a propósito viene también esta entrada porque a finales de verano y principios de otoño es cuando las Messor aladas salen del hormiguero, al revés que otras especies que lo hacen en primavera. Las nuevas reinas, una vez fecundadas, pasarán el invierno enterradas en cualquer rincón, primero solas y luego ayudadas por sus primeras hijas y sirvientas...
Esta especie con sus castas diferenciadas y respetable tamaño es ideal para la observación.
¡¡ Y no sigo, que la entrada es tuya !!
La foto, por cierto, excelente teniendo en cuenta el tamaño de los contendientes.

El Naturalista dijo...

Sí que sabes de estas "cosechadoras", Jesús, sí. Yo por seguir con el tema este de sus guerras, añadiría que las hormigas de un hormiguero muy joven suelen salir poco al exterior, ya que, hasta que no sean bastante numerosas, corren el peligro de sucumbir en alguna de estas guerras de hormigueros... Lo de sus castas, con las major ("cabezudas") y las minor ("normales") es fascinante. Y nota "etnozoológica": los niños manchegos (no entraré a puntualizar cuáles...) hacían peleas de "hormigones" mezclando varias Messor cabezudas de hormigueros distintos. Etología infantil en las eras... ¡Saludos!

Jesús Dorda dijo...

Te iba a recomendar el foro de Lamarabunta y veo que ya la citas en tu entrada. Ayer no lo había visto.
En mi blog te he dejado una respuesta a las agallas de encina. A ver si hay suerte.

El Naturalista dijo...

Lamarabunta, un gran foro, sí señor. Muchas gracias por tomarte la molestia con lo de las agallas, ya te he respondido en tu blog (no ha habido mucha suerte, aunque el Plagiotrochus se confirma como avispa importante en las agallas de encina de este paraje). Saludos naturalistas.

Mª JOSE dijo...

Entrado por primera vez a visitar tu blog me ha gustado mucho yo tengo un blog de plantas espero que lo visites.

Saludos.

Anónimo dijo...

llo nunca se como se enogan las ormigas